A
pesar
de
todo
tu
sufrimiento,
nos
has
sonreído
y
dado
las
gracias
hasta
el
final,
siendo
ejemplo
de
fortaleza
y
de
vida.
Las
gracias
te
las
damos
a
ti
por
la
maravillosa
persona
que
has
sido.
Siempre
victorioso
y
luchador.
Nos
volveremos
a
ver,
te
queremos
por
siempre.
“Más
allá de
la noche
que cubre
negra
como
el abismo
insondable,
doy
gracias
a Dios
por mi
alma
invicta.
En
las
azarosas
garras
de las
circunstancias
nunca me
he
lamentado
ni he
pestañeado.
Sometido
a los
golpes del
destino
Más
allá de
este
lugar de
cólera
y lágrimas
donde yace
el horror
de la
sombra,
la amenaza
de los
años me
encuentra,
y me
encontrará,
sin miedo.
No
importa
cuán
estrecho
sea el
portal,
cuán
cargada
de castigos
la
sentencia,
soy el
amo
de mi
destino:
soy el
capitán
de mi
alma”.
mi
cabeza
está
ensangrentada,
pero
erguida.